Los Pelayos: la familia española que le ganó a la Ruleta

Muchos jugadores sueñan con desarrollar algún tipo de ventaja que les ayude a ganar millones en las salas de casino. Sin embargo, son pocos los que logran dominar alguna vez una estrategia de juego que genere esa ventaja pasando desapercibidos, y muchos menos ganan una fortuna a través de los juegos de casino.

Gonzalo García-Pelayo es una excepción a la norma. El español fue seducido por una gran idea y reclutó a familiares para que lo ayudaran a dominar los juegos de ruleta desde España hasta Las Vegas. En este caso, los Pelayos usaron una estrategia para ganar a la ruleta llamada “sesgo de rueda” para aplastar los establecimientos de juego. De este modo ganaron innumerables riquezas antes de que los casinos pudieran detectarlo.

En esta nota de casino haremos un recorrido por la historia de Los Pelayos. Sumergiéndonos a fondo en los detalles de su estrategia para vencer a los casinos y sacando algunas claves que pueden servirnos a la hora de realizar apuestas.

La mente maestra de Los Pelayos

Antes de conocer la obra es necesario adentrarnos en la historia del que la creó. Primero debemos responder a la pregunta ¿Quién es Gonzalo García-Pelayo?

A diferencia de algunos apostadores profesionales famosos, Gonzalo no pasó sus primeros años aprendiendo juegos de casino. En cambio, se interesó por el cine a una edad temprana. Nacido en Madrid en 1947, estudió en la Escuela Oficial de Cine de España en los años sesenta, pero la escuela cerró antes de que pudiera graduarse. Con sus pasiones por la producción de películas temporalmente en suspenso, Pelayo comenzó a trabajar para la Radio Nacional. Este trabajo lo ayudó a afianzarse en la industria del entretenimiento.

Gonzalo aprovecharía esta oportunidad para desarrollar relaciones con muchos músicos españoles destacados. Desde entonces, ha producido discos para artistas de talla como: Alameda, María Jiménez, Triana y Smash. Además, también trabajaría brevemente en la industria del cine, aunque es más conocido por sus contribuciones musicales. Se lo destaca por ser uno de los fundadores del Rock Andaluz que combina el flamenco y la música folclórica andaluza.

Cuenta la historia que su afición por el casino comienza a finales de los 80’, como una distracción luego de sus largas sesiones de grabación. Allí comienza a adentrarse en el mundo de los casinos, tan solo como un aficionado más. Sin embargo, antes de continuar debemos profundizar en cómo funciona el sesgo de las ruedas o los rodillos de la ruleta.

Sesgo de la ruleta

Naturalmente, todas las ruletas están sesgadas, es decir tienen una tendencia muy muy leve a favorecer cierto tipo de números o secciones. La cuestión es encontrar las ruletas que estén más sesgadas, ya que de no ser muy marcado el sesgo (muy cercano a la aleatoriedad) esta estrategia no tiene sentido. Encontrar ruletas con sus rodillos sesgados permite apostar en los números y/o secciones, obteniendo grandes ventajas en los casinos.

Normalmente, el sesgo ocurre cuando las ruedas de la ruleta comienzan a deteriorarse debido al desgaste. El deterioro puede ocurrir a través de un eje de rueda dañado, trastes sueltos (divisores de bolsillos), bolsillos desiguales o una bola deformada. Es raro detectar estas imperfecciones con el ojo humano. Pero se pueden encontrar ruedas sesgadas registrando resultados y analizando los datos.

La forma más fácil de detectar una rueda defectuosa es buscar el sesgo de sección. Es decir, detectando cuál es la sección preferida de dicha ruleta, esta incluye varios números, lo que significa que no tiene que ser tan preciso. Es posible encontrar secciones sesgadas dentro de 400-500 giros. Por ejemplo, si detectamos que el sesgo de una ruleta va del 9 al 26, las apuestas deberán realizarse en la misma cantidad a toda esa sección de números: 9, 22, 18, 29, 7, 28, 12, 35, 3 y 26. Este tipo de apuestas aumentan su rentabilidad con el largo plazo, es decir, cuanto más veces repitamos dicha apuesta por eso se requiere de un abultado bankroll.

El sistema de Los Pelayos

Gonzalo jugaba tanto a la ruleta en el Casino Gran Madrid que empezó a preguntarse si algunos números salían más que otros. Este pensamiento lo llevó a comenzar a registrar los giros de la ruleta para ver si había algo en su teoría. El productor de discos sabía que rastrear más de una rueda sería una tarea difícil para una persona. Así que reclutó a su hijo, Iván, para que los ayudara a anotar los datos de giro.

Iván pasaba hasta cinco horas al día en el casino mirando las ruedas de la ruleta y registrando los números ganadores. Estos esfuerzos permitieron a Gonzalo, que era excelente en matemáticas, crear una fórmula en su computadora para analizar los datos. Las matemáticas y las simulaciones de Pelayo mostraron que varias ruedas en Casino Gran Madrid favorecían ciertos números y secciones. Inspirado por sus hallazgos iniciales, Gonzalo reclutó a su hija, Vanessa, y a dos sobrinos para unirse al equipo de ruleta familiar. La expansión del equipo permitió a los Pelayos registrar más giros a un ritmo más rápido.

Gracias a los esfuerzos de su familia, Gonzalo recopiló suficientes datos (30.000 giros) para determinar con seguridad que tenían una ventaja con números específicos (en lugar de secciones). Sus cálculos mostraron que los Pelayos mantendrían una ventaja del 6% sobre los casinos.

El plan se convierte en ganancias

Con esos datos y una inversión inicial de 1.800 euros (su equivalente en pesetas a inicios de 1990) deciden comenzar apostando a números individuales, en lugar de secciones. Algo arriesgado si se considera que un solo número tiene 36: 1 de probabilidades de ganar, aunque los pagos de 35: 1 hacen que sean una inversión lucrativa cuando se combinan con el conocimiento de números sesgados.

La familia tuvo tanto éxito que comenzaron a visitar Casino Gran Madrid seis noches a la semana. Cada miembro del equipo se dividió en una rueda sesgada diferente para que no estuvieran asociados. Rápidamente, aumentaron sus fondos a más de 100.000 euros después de solo dos meses de juego. Este éxito les permitió hacer apuestas más importantes y capitalizar su estrategia.

Fue tal la ganancia al jugar a la ruleta, que comenzaron a llamar la atención de la gerencia del casino, quienes los comenzaron a monitorear para averiguar su sistema. Desde observarlos, hasta exigirles a sus crupieres girar las bolas más rápido. El personal del casino incluso cambió las ruedas a diferentes mesas. Sin embargo, los Pelayos identificaron rápidamente estos movimientos por las marcas de las ruedas y las imperfecciones que habían notado mientras jugaban noche tras noche.

Harto del equipo, Casino Gran Madrid empezó a excluirlos de las instalaciones. Sin embargo, los tribunales dictaminaron que podían seguir jugando. Al no poder deshacerse de ellos, la gerencia del casino finalmente resolvió su problema cambiando el funcionamiento interno de las ruedas, lo que alteró por completo los números sesgados. Para esa altura, se cree que Los Pelayos habían llegado a una ganancia de 1,2 millones de euros.

Luego llevaron su estrategia a otros casinos europeos. Estuvieron 4 meses en Ámsterdam, y allí llevaban uno 400.000 € de ganancia, hasta que los descubrieron y cambiaron sus ruedas. Luego pasaron por Viena y levantaron otros 100.000 euros. Con el paso del tiempo, los casinos europeos ya los tenían detectados y rápidamente se les prohibía su ingreso.

Esto los tentó a implementar su táctica en Las Vegas. Allí pasaron el verano de 1994 ganando alrededor de 500.000 euros antes de que Gonzalo colapsara debido al estrés y el agotamiento que implicaba esa vida. Tras este incidente, Los Pelayos terminaron su carrera de ruleta con más de 1,5 millones en ganancias “puras”, es decir, descontando los costos de viaje y hotel.

Para finalizar, debemos concluir que su historia ha sido objeto de un libro: La fabulosa historia de Los Pelayos (2003). También de un documental, Breaking Vegas: The roulette assault, emitido en The History Channel. Además, Eduard Cortés estrenó en 2012 una película de ficción llamada The Pelayos, basada en los hechos vividos por la familia.